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domingo, 8 de octubre de 2017

Chiara Fumai. Divinidad pagana y oculta.



CHIARA FUMAI
The Rise and the Fall of Madonna Horiente
20 de diciembre hasta el 3 de febrero.
The Rise and the Fall of Madonna Horiente, primera exposición individual en nuestro país de Chiara Fumai, arranca bajo las premisas de una antigua diosa pagana que trae a la contemporaneidad luz sobre la historia iconográfica.
Según la historiografía tradicional encontramos en el mundo paleocristiano un momento de sintetismo, apropiación y reconversión de las imágenes y divinidades paganas en la transición al cristianismo. Como observamos en las fuentes clásicas las imágenes se traducen desde los códigos de un panteón de múltiples dioses hacia el monoteísmo del catolicismo. El ejemplo del que se sirve Chiara Fumai es el de Madonna Horiente, una divinidad pagana y oculta, entre una Diana cazadora y una bruja con poderes de predicción del futuro. Pero, además, Madonna Horiente daría respuesta a la imposibilidad de un feminismo cristiano. Esta cuestión ha sido retomada durante las últimas décadas a través de diferentes corrientes espirituales entre las que sobresale el “Club Maria” cuya divisa es compartir con el mundo la figura de la Virgen María como imagen feminista del cristianismo. En su labor de transmisión de la fe por una Virgen María feminista, “Club Maria” invita a Chiara Fumai a crear una pieza de arte contemporáneo. Fumai responde oficialmente en Secreto provato (performance desarrollada en la Quadriennale de Roma, 2016 y proyección con la que se abre la exposición en Valencia) con una rotunda negativa. Su investigación en torno a las figuras de poder de las mujeres en diferentes épocas arguyen su posición a lo largo de toda la exposición. Sin embargo, su forma de responder es a través de una lectura sobre la escritura automática mostrando cómo la médium es capaz de transcribir una realidad desconocida derivando en una manifestación paranormal. Nada excepcional, en el trabajo de Fumai, puesto que la artista italiana nos tiene acostumbrados a los trances de Eusapia Palladio y a la escritura automática sobre sus fotografías, telas o muros fruto de la autohipnosis y la posesión de su voluntad por diferentes activistas feministas que la toman como medio para proclamar su discurso.
Las tesis de Fumai, para descartar los motivos y misión del “Club Maria”, comienzan durante el verano pasado en su estancia neoyorquina en la residencia en la DENA Foundation en el análisis de ciertas alegorías. El origen se halla en tres imágenes creadas por la artista en torno a las “apariciones marianas” (Astral Body (Diana’s left eye), Astral Body (Pineal), Astral Body (08/07/2016) y que varían su forma: dos cajas de luz que se abren como ojos y un pañuelo de seda que pende de un instrumento de protección. En forma de triángulo invertido una fotografía capta la aparición de una mujer desnuda, cuya ropa ha perdido tras la lectura del abracadabra “Labon Dolon Acus” en un parque. Su cuerpo aparece escondido tras la luz cegadora que desprende. Mientras que en la parte inferior del triángulo se retoma la imagen de la constelación de Orión. ¿Podríamos ver en esta aparición una exaltación de una mujer que se rebela contra el patriarcado?

Quizá no tengamos respuesta sobre esto. Pero desde luego Madonna Horiente se inscribe en esa imposible sacralización de una diosa pagana de principios de la Edad Media, el principio y el final del Caos, una bruja cuyo origen nace en el mundo antes del culto a María. Por eso, su historia es como un tartamudeo en sus labios (pieza sonora en que Madonna Horiente se nos revela como una fuente de poder), un nombre difícil de entender bajo la mirada de la Inquisición y que serpentea resurgiendo de los muros como un texto. Por eso, su cuerpo debe ser descuartizado, para que nunca vuelva a habitar en este mundo, así se proclama la caída de su culto. Sin embargo, los símbolos que la acompañan sugieren la protección contra los malos e impuros espíritus. Los símbolos paleocristianos, -) --- << - (-, en sus Hanger, que recuerdan los rayos de una divinidad terrible caen sobre el predicador homófobo que aparece en el vídeo de Per Vas Nefandum. Mientras que un octaedro de manos forma, mediante lenguaje de signos, la palabra G.A.B.R.I.A.C.H  que se formula en la antigua brujería como protección de quien entre en la sala.
El suelo recoge las cartas que el “Club Maria” ha enviado a Chiara Fumai y que ella ha destrozado ante su insolente propuesta.
De nuevo, en la proyección del piso superior (Per Vas Nefandum, 2016), nos encontramos con el predicador vestido de blanco que retomando la parafernalia y la gestualidad de los clásicos predicadores evangelistas como Kathryn Kuhlman o Aimee Semple McPherson condena la homosexualidad citando las palabras de la Biblia. Ante este discurso, Annie Jones (personaje recurrente en la obra de Fumai) vestida de rojo y con su característica barba refuta las palabras del predicador a través de la interpretación ocultista del Apocalipsis según Aleister Crowley. Por último, el vídeo queda enmarcado en la constelación Orion, exactamente en la nébula favorita de la artista, la “Cabeza de bruja”.
Hacia “Cabeza de bruja” se dirige Chiara Fumai en un viaje astral en las fotografías Witch Head Nebula (Astral) y Witch Head Nebula (Projection)) donde su cuerpo pasa por las diferentes fases de desmaterialización. Una travesía llena de humor y misterio hacia lo más profundo del universo.
Johanna Caplliure