Nuria Fuster: “Ante todo defiendo el
misterio”.
En
una lucha de catástrofes naturales entre el viento y el fuego, ¿habría la
posibilidad de que alguno de ellos se alzara con la victoria? Cuando el fuego apaga el huracán, título
de la actual exposición de Nuria Fuster en la galería Marta Cervera (Madrid), responde
con firmeza a la amenazante cuestión. Nuria Fuster (Alcoy, Alicante, 1978)
conjura las fuerzas naturales en una proceso de inestabilidad de las formas. Estas
pasan de sus estructuras físicas a las afectivas en un estudio sobre la psique
humana.
Durante largo tiempo tu obra se ha
definido de forma metafísica e incluso fenomenológica. Los procesos de
transformación de los objetos, la experimentación de las potencialidades de los
materiales, sin duda alguna evocarían esas definiciones. ¿Con qué procesos de
transformación de los materiales has experimentado en Cuando el fuego apaga el huracán?
Cuando el fuego apaga el huracán hace una analogía entre
rituales casi alquímicos a través de la combustión de diferentes materiales/objetos,
y el propio comportamiento humano: cómo nos construimos como individuos y cómo
estos procesos rituales nos ayudan a sobrevivir. Establece una serie de paralelismos
entre reacciones químico-físicas en cómo revierten y se convierten en
afecciones y emociones que nos transforman profundamente.
¿Qué novedades podemos hallar en esta
exposición en comparación con producciones anteriores?
Por
primera vez aparece lo emocional como un eslabón más en una concatenación de
acciones-reacciones en procesos de transformación. Anteriormente mi trabajo se
detenía en el propio objeto/material y ahora sigue avanzando hacia la
vinculación que todos estos desarrollos tienen en nuestra psique.
Frente a la definición metafísica de
tu obra, yo me postularía por un acercamiento desde la OOO (Objet-Oriented Ontology). Es decir, entendiendo
el objeto, la cosa, como productora de realidad, analizando las
transformaciones de su esencia y abriéndose a dimensiones afectivas, como
indicabas anteriormente. ¿De qué manera haces físico lo psicológico?
Es
una relación circular constante entre qué somos y cómo interactúa cada elemento
externo (físico) en nosotros. Ortega y Gasset en su libro Unas lecciones de metafísica dice “Cada cosa en mi vida es, pues,
originariamente un sistema o ecuación de comodidades e incomodidades”. ¿Será
que la química y la reacción que sucede cuando, por ejemplo, quemamos algo
también afecta a nuestra composición? ¿Es nuestro sistema afectivo también un
proceso químico sensible y vulnerable a interferencias que provienen de una
realidad primaria, originaria o radical?
El
trauma queda, se solidifica como lo hace un casco quemado al convertirse en
bronce. O, también, somos capaces de reinventarnos cuando quemamos prendas que
nos constituyen y que construyen nuestra identidad. Morimos y renacemos a
través de rituales físicos.
Por
lo tanto, se trataría de una especie de proceso de decapado. Primero
encontramos el objeto con todo un sistema de connotaciones, usos e
interferencias simbólicas, si ahondamos una capa por debajo, tenemos el objeto-la
cosa, como ente en crudo; son formas y materia sensible al mismo nivel que
cualquier otro. Seguimos, más abajo
la materia física
pasa a ser materia sensible, afectiva.
¿Cómo se observan las relaciones entre
la acción humana transformadora y la acción cambiante de la naturaleza?
Diría
que formamos parte de lo mismo. Nosotros también somos naturaleza latente,
orgánica y viva en continuo proceso de transformación. David Medalla lo define
muy bien en su libro Galaxias explosivas
cuando habla del proceso como el estado más natural en el que todo se halla.
Defiende el arte “cinético” no tal y como lo entendemos, sino como una forma de
crear y comprender el arte absolutamente integrada en los procesos naturales: vida/muerte.
Un arte que integra el accidente y el caos como parte de su comportamiento, adquiriendo
cierta autonomía; respira.
¿Por qué se alza victorioso el fuego?
El
título Cuando el fuego apaga el huracán es
un juego de posibles e imposibles. El fuego nunca podría apagar nada y menos un
huracán que no arde. Más bien el huracán avienta el fuego. Pero en un plano
psicológico sí que sucede mediante procesos catárticos donde quemamos. Existen
numerosas festividades a modo de catarsis como el Burning man en Estados Unidos,
las Fallas, las hogueras de San Juan, etc, donde el fuego actúa como agente
purificador, nos permite aventar y sofocar huracanes
perturbadores que deben quedar atrás para poder continuar sobreviviendo el presente
y pensando el futuro.
Si te doy unos elementos, ¿podrías traducirlos
en situación a Cuando el fuego apaga el
huracán? Por ejemplo, ¿qué significan: chupa de piel, casco, manta, cadenas,
móvil y madera quemada?
Chupa
de piel >>> Identidad/tribu/segunda piel
Casco
>>> Protección/cabeza
Manta
>>> Protección/calor/blando
Cadenas
>>> sistemas de dependencias/sumisión/ataduras/subordinación
Móvil
>>> equilibrio
Madera
quemada >>> resto/memoria
¿Cómo funcionan las piezas en planchas
de hierro que nombras como “Face”?
Son
rostros, retratos de estructuras psíquicas. Unidades fracturadas que
ejemplifican de una forma gráfica la complejidad de la propia fragmentación del
ser. Representan cómo estamos divididos en muchos y somos uno a la vez. Esa
naturaleza poliédrica que genera múltiples identidades que a su vez se van
transformando y acumulando.
Cada
una de las obras que configuran esta serie se apoya aislada del suelo mediante
algún elemento que yo llamo “caliente”. En este caso, una manta de transporte y
un colchón hinchable; ambos son amortiguadores que frenan el golpe o contacto frente
agentes externos y directamente la obra con el frío del suelo.
En numerosas ocasiones has reconocido
tu interés por la “filosofía del límite” de Eugenio Trías. Ese pensamiento en el umbral es también la
lucha infructuosa de las estructuras dicotómicas, de las paradojas que hallamos
cuando tratamos de definir una idea sensu
stricto. Por eso, tu trabajo se condesa en una atmósfera de equilibrada tensión,
de fuerza controlada. Bajo esta misma idea, me viene a la mente los primeros
films de Michael Haneke, aquellos que pertenecen a la Trilogía de la glaciación emocional. La sensación de violencia
contenida, sometimiento dócil, perturbación silenciosa o accidente programado
son las incongruencias de enfrentarse a las pasiones. Sin embargo, en tu caso, el
fuego que vence al huracán se origina de una pasión que deviene purificación.
Parto
de agentes activos como un hecho, un trauma, un dato que desencadena un caos a
resolver. Es un sistema de equilibrios que se balancea entre el caos y el
análisis razonado conduciéndonos hacia una supervivencia feliz.
Vemos
en la televisión cómo se queman banderas, se queman contenedores, cómo acontecen
catarsis necesarias en un contexto político-económico que no nos deja
indiferentes, que más bien nos conduce a estados de ansiedad y agitación.
Yo
lo visualizo en modo de círculos que repiten una y otra vez relaciones de
causa-efecto. Es un movimiento infinito de eterno-retorno.
¿Podrías detenerte en la chupa de
cuero?
Me
interesa especialmente porque más que una prenda es un elemento icónico o parte
de una identidad marcada. Es una segunda piel que nos viste tanto a nivel
estético como identitario. Quemándola, quemamos parte de esa identidad
construida, saltamos a otro lugar donde hay que volver a definir lo que somos.
Me pregunto qué necesidad tenemos de identificarnos con otros, generar tribus y
a su vez tener el poder de cambiar el símbolo y renacer de nuevo como otro. ¿Tenemos
nosotros el poder o lo tiene el objeto? ¿Qué valor le atribuimos al objeto que
nos representa?
Desde
un punto de vista estrictamente escultórico, una chaqueta de piel no inflama
ante la acción del fuego, la piel se contrae generando una superficie barroca
que me transporta, por ejemplo a Medardo Rosso.
Existen otras fotografías en las que
la combustión o el resto del objeto fundido adquiere una sensación de
multiplicación del efecto deseado mediante el color.
“Insolaciones”
es una serie de fotografías de color rojo anaranjado donde se retratan objetos
que han sido quemados. El color es el resultado de un proceso de insolación
virtual a partir de extremar los valores de temperatura de color al máximo.
El color se inflama y provoca una sensación de temperatura que sugestiona al
espectador.
En la exposición transitaríamos entre
“reacciones pasionales“, pasando por “emociones catastróficas medidas”, hasta
apearnos en una limpieza del estado afectivo. Considero importante cómo algunos
artistas de clara raigambre postminismalista, entre los que te hallarías, están
dirigiendo su producción hacia cuestiones de índole emocional, física y
subjetiva sin hacer uso de lo corpóreo, lo llagado o lo explícito. ¿Cómo te
sientes en ese lugar?
Ante
todo defiendo el misterio. Ese espacio, a modo de cámara de aire, que separa la
verdadera intencionalidad de la obra del espectador. Por fino que sea este
espacio es tremendamente fértil porque posibilita que se creen más y menos
acertados acercamientos. Es un espacio creativo y dinámico.
Me
interesa la parte fuerte de todo. Pero me gusta que mi trabajo equilibre ese
dramatismo, caos(tánatos), con algo
luminoso, orden(eros) buscando la misma elegancia con la que la naturaleza
dibuja.
NURIA
FUSTER, Cuando el fuego apaga el huracán,
Galería Marta Cervera (Madrid).
Del 20 de Octubre al 21 de Noviembre, 2015