sábado, 28 de marzo de 2015

"The Ritual Box"






The Ritual Box. Experiencias rituales en el interior de la caja.
Un proyecto de Johanna Caplliure y José Luis Giner Borrull.



http://theritualbox.tumblr.com/



Tradicionalmente las cajas de ritual han albergado desde sus orígenes objetos religiosos o esotéricos empleados en la celebración de rituales. Los objetos que guardan estas cajas de todos los lugares del mundos, de todas las épocas y de todas las creencias conllevan la protección de aquellos que las custodian, así como la salvaguarda de los misterios de la celebración y del conocimiento oculto que transmiten sus depositarios. Los rituales activan las formas míticas y religiosas de las cuestiones que el ser humano se ha planteado durante toda su historia y que se conforman como modos de acción de potencial purificador, exorcizador e impulsor de la sabiduría. Por lo tanto, podríamos decir que los rituales confieren una acción a formas de conocimiento profundo y oculto que según las épocas han podido ser mostradas de forma más o menos latente.

Sin duda, la cultura contemporánea ha producido un gran vacío espiritual, pero este secularismo reinante no ha eliminado la profunda tendencia del ser humano a ir más allá de lo visible, temporal y racional. De hecho, podemos ver como la segunda mitad del siglo XX se ha caracterizado por toda una serie de movimientos que apelaban por este tipo de prácticas: desde los años 60, por ejemplo, con el movimiento New Age –que incorpora diferentes métodos como la introducción de doctrinas paganas con una nueva hornada de dioses o de distintas formas de ocultismo como la brujería, la astrología, el espiritismo o la estimulación de los chakras con cristales, entre otras– hasta el resurgimiento de este tipo de iniciativas ya en la década de los noventa y de fuerte vigencia en la actualidad con un cierto peso terapéutico. Todo esto hace evidente la necesidad de alzar voces alternativas para contrarrestar las carencias de falta de fe y, sobre todo, de falta de confianza ante las doctrinas implantadas en nuestra sociedad.

Por consiguiente, podemos decir que la práctica del ritual ha pervivido en nuestros días bajo distintas formas de explicar la realidad actual inscrita por el trabajo, expresión y experiencias de muchos artistas con el fin de encontrar una esencia común en la naturaleza humana que entenderíamos como la argamasa que nos une. Se ha pretendido ver en las prácticas políticas una vía de conexión identitaria vinculante más fuerte que la del ritual que, no obstante, procede de la tradición y que de manera voluntaria se mantiene en las naciones de una forma natural: el caso más habitual son las prácticas religiosas a lo largo de todo el mundo o  las celebraciones de ritos desacralizados que aparecen en todos nuestros calendarios de Norte a Sur y de Este a Oeste. Sin embargo, la fijación de los artistas  contemporáneos no se presenta como memoria o reactivación de rituales religiosos o paganos de antaño –como ejemplificábamos sucintamente–, sino que a partir de nuevos rituales de precedentes urbanos, ligados a las subculturas o a las formas marginales de conocimientos e incluso a las tribus urbanitas toman poder y espacio en la experiencia de nuestro día a día. 

También es cierto que podríamos encontrar una cierta rareza en la búsqueda de estos símbolos que permanecen en la oscuridad de nuestros días, en el misterio de ciertas ideas “oscurantistas” o incluso en la sorna por la mala publicidad que adivinos, médiums y telepredicadores realizan de ciertos cultos o vías de experimentación de la conciencia. Entonces ¿por qué interesarnos en los ritos? ¿Acaso podríamos hablar de nuevos ritos o rituales postmodernos que se establezcan en nuestra realidad? Según el famoso antropólogo de las religiones Émile Durkheim, “los ritos más bárbaros o los más extraños, los mitos más raros traducen alguna necesidad humana, algún aspecto de la vida sea éste individual sea social”. Bajo esta idea, en la que trasluce el salto de la experiencia individual a la social, podemos atrevernos a decir que con The Ritual Box lo que pretendemos crear es un espacio para la activación de la conciencia íntima y personal y una forma de actividad de unión por la propuesta de los artistas seleccionados. Y por todo esto, es el ritual lo que nos interesa destacar, puesto que en las prácticas rituales conviven las dos formas: aquellas que se dirigen al conocimiento y crecimiento personal e individual y aquellas que afloran del compartir una tradición y una experiencia que aúna un colectivo. Las formas colectivas en la actualidad y bajo esta mirada secreta del ritual de las subculturas se bañaría en las atmósferas de símbolos que cada día vemos más cercanos y que se instauran de una forma más atractiva y llamativa en nuestro día a día. Por ejemplo, cada vez es más fácil observar como diseñadores, coolhunters toman los símbolos y rituales de estas subculturas como modelos de expresión en moda, diseño gráfico y de objeto e incluso como firma de muchas de las estrellas de las discográficas que adquieren la pose de una tradición masónica, mágica, esotérica en la que los símbolos han sido desposeídos de su significado como el caso del triángulo de Horus usado por Lady Gaga y otras pop star en la pista de baile. 

Así es fundamental que seamos conscientes que estas prácticas tradicionales también, desactivadas de su poder sacro y de su potencial como conocimiento, se han visto oscurecidas por ser aplicadas o vinculadas a prácticas de dudoso crédito. A saber: los tarotistas de la TV, los gürus New Age con soluciones para la impotencia o técnicas de rebirthing emocional totalmente asequibles a los vendedores de crece-pelo del fare west o los falsos predicadores. Sin embargo, y esto es lo importante en The Ritual Box, es que se olvida que los rituales permanecen vigentes y vivientes en muchas formas de cultura contemporánea gracias a su gran poder de comunión y de cuestionamiento. Es decir, por su potencia de conformar una comunidad y las propuestas al margen de lo establecido. La experiencia en congregación y vivir el propio agenciamiento, así como plantearse otras formas de conocimiento oculto será la vía de actuación que presentará The Ritual Box como veremos más adelante.

Por todo esto, en nuestra “Ritual Box”, más que tratar de una manera antropológica, histórica o sociológica estos conceptos y cómo ellos han sido y son aplicados en nuestra sociedad, proponemos caminar a través de una serie de artistas que basan sus obras en la creación de una poética de lo oculto. La “oscuridad” es utilizada para ofrecer un nuevo entendimiento sobre los acontecimientos o experiencias vividas en la sociedad actual. Por una parte, son prácticas con una gran expresividad y contundencia crítica, donde la acción a través de rituales corporales invitan a abandonar la realidad preestablecida y así liberarse de los prejuicios de la tradición imperante hacia una puesta del cuerpo como vía de autoconocimiento primero y lugar de agenciamiento después. Por lo tanto, la danza, la performance, la música y la palabra como parte del cuerpo se encuentran como los modos de proceder de los artistas en  The Ritual Box.

Por otra parte, las piezas seleccionadas y que se proyectarán en la sala de exhibición presentan el tránsito hacia un estado de conocimiento que nos permite alcanzar la parte oscura –aquello que desconocemos y anhelamos conocer. Por ello, el carácter simbólico y la representación de lo oculto adquiere un importante protagonismo a través de distintos objetos y gestos que se toman de las performances registradas en vídeo y piezas que participa en la exposición. La manifestación de la acción, la toma de una actitud y la creación de toda una serie de símbolos, ceremonias, juegos, danzas, música, etc. por parte del imaginario de los artistas constituirá el eje de la muestra. Un ritual iniciático que supondrá el punto de partida hacia un nuevo estado de conciencia tanto psíquico como físico. Además, los códigos tanto esotérico como enigmático son interpretaciones que los artistas toman para dar una respuesta a sus dudas e incertidumbres y bajo los que pretenden desarrollar una experiencia mistérica con quien se atreva a iniciarse en estas prácticas del conocimiento oculto en The Ritual Box.
Javi Moreno, Cowboy, Performance

Nadine Byrne, “Dream Family”


Pil&Galia Kollectiv, “The Future Trilogy”

Ben Russell, "Black and White Tripps Number Three”


Todas las actividades comenzarán a las 20.30 h. en la Sala de exposiciones de La Rambleta (excepto la inauguración).  *Dirección
1 Abril: 
Inauguración a las 19.00 h.: Presentación equipo de La Rambleta y de los comisarios: Johanna Caplliure y José Luis Giner Borrull.
Performance: Javi Moreno

11 Abril: 
Conversación de los comisarios sobre el trabajo de Pil&Galia Kollectiv.
Proyección: “The Future Trilogy”

18 Abril: 
Performance: Pil&Galia Kollectiv con la participación de artistas locales.

25 Abril: 
Conversación con los comisarios sobre el trabajo de Nadine Byrne.
Proyección: “Dream Family”

2 Mayo: 
Performance: Nadine Byrne.

9 Mayo: 
Conversación con los comisarios sobre el trabajo de Ben Russell.
Proyección: “Black and White Tripps Number Three”

16 Mayo: 
Performance: Ben Russell

*Entrada gratuita limitada hasta completar aforo.


http://theritualbox.tumblr.com/
https://www.facebook.com/pages/The-Ritual-Box/813940545327224?fref=ts

martes, 17 de marzo de 2015

Maha Maamoun, desde el corazón del Cairo.




Maha Maamoun, desde el corazón del Cairo.

El corazón del Cairo es fuente indiscutible de inspiración en la obra de Maha Maamoun, al igual que las maneras en cómo se muestra el país donde vive. Un país envuelto en la tradición de la Historia, la historia antigua y el Egipto contemporáneo, su relación con occidente y, por supuesto, la religión. La investigación de la imagen cinematográfica en el cine egipcio, la semiótica, las narraciones individuales y colectivas y la ficción literaria son intereses ineludibles en la obra de la artista.

En Like Milking a Stone se podrá ver una selección de sus trabajos: cuatro vídeos significativos de su trayectoria (Domestic Tourism II, 2026, Shooting Stars Remind Me of Eavesdroppers, Night Visitor: The Night of Counting the Years) .
Su primera obra en vídeo, Domestic Tourism II (2008-2009), presenta -a través de un largo montaje de escenas extraídas de films egipcios fechados entre 1950 y 2006- las pirámides de Giza; estas entendidas como epicentro de la historia de Egipto. Este vídeo acentúa el papel de las pirámides como símbolo intemporal y telón de fondo de la historia del país.

Maha Maamoun, Domestic Tourism II, 2008-2009.


Bajo el título 2026 (2010), segundo vídeo, Maamoun se apropia de una escena de la famosa y post-apocalíptica fotonovela, La jetée (1962), de Chris Maker: aquel hombre de la hamaca cuyos ojos aparecen cubiertos con una máscara de electrodos. Además, a esta imagen se suma una voz en off leyendo un hermoso fragmento de La Revolución de 2053, novela del escritor de ciencia ficción egipcio Mahmoud Osman, donde su protagonista- un viajero en el tiempo- nos habla de un Egipto de futuro distópico en el que se presentan las pirámides de Giza en 2026.

Maha Maamoun, 2026, 2010.


Por otro lado, en Shooting Stars Remind Me of Eavesdroppers (2013) nos encontramos un paraíso en forma de jardín del que emana el parque de Al Azhar, donde los enamorados se regalan palabras como caricias. Sin embargo, como dice el surah 72 o sobre los genios en el Corán, quizá no deberíamos confiar en las palabras preciosas de los poetas como en aquellas verdaderas de los profetas. ”Quisimos acceder al cielo pero lo encontramos lleno de una fuerte vigilancia y de estrellas fugaces. Solíamos tomar posiciones en él para escuchar, pero ahora quien intenta escuchar encuentra una estrella fugaz que lo persigue” (72:8-9). Con estos mismos versos Maha Maamoun, nos presenta de forma poética y política la paradoja en la que se halla el artista, como el poeta maravillado por el genio o las musas, cuando al mostrar la belleza de un hecho es capaz de trasgredir la privacidad o una ley que atenta contra el estado o la religión. De hecho, la artista coloca en el jardín de Al Azhar una cámara que furtivamente roba los encuentros románticos entre enamorados. Como un fisgón escucha la conversación,  guionizada por la propia artista , e intenta disimular su fechoría fingiendo contemplar las flores, los árboles que la rodean o un niño jugando.
Maha Maamoun, Shooting Stars Remind Me of Eavesdroppers, 2013.


La atención en qué se dice y quién lo dice aparece de forma recurrente en los trabajos de Maamoun como idea fundamental. En Night Visitor: The Night of Counting the Years (2013), las imágenes son tomadas de vídeos compartidos en Youtube que son subidas a la red por usuarios tras el derrocamiento del régimen dictatorial de Mubarak. En ellas vemos la ocupación de los espacios políticos. En este caso se enfatiza el lugar desde el que se toma la palabra, observamos al propio ciudadano egipcio grabando con su teléfono móvil, y qué se muestra: la divergencia de opiniones y libertad de poder decir. El espacio político se revela en relación a los visitantes nocturnos y los visitados bajo una carga psicológica inextricable a las narrativas de poder y empoderamiento.
El subtítulo del vídeo, The Night of Counting the Years, hace referencia a un film clásico del cine egipcio de 1969 realizado por Shadi Abdel Salam (también conocido como The Mummy). Y pone en conexión la idea de atesorar, en la excavación de las catacumbas del Alto Egipto -capa tras capa- según la película de Salam, con la recogida de los restos de historia personal y colectiva encontrados diseminados en los edificios de seguridad del Estado en 2011. 
Por todo esto, podemos decir que el trabajo de Maha Maamoun nos ofrece un escenario en el que preguntarnos por la Historia y su pasado, las narraciones de las vidas del presente y el futuro incierto en el país del fértil Nilo y la Gran Esfinge, donde en primavera florecen nuevas esperanzas.

Johanna Caplliure

Maha Maamoun, Night Visitor: The Night of Counting the Years, 2013.