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miércoles, 30 de julio de 2014

El círculo. Entrevista a Tania Blanco

El círculo. Entrevista a Tania Blanco.

20 de diciembre de 2013. En una casa de campo a las afueras de Valencia, me reúno con Tania Blanco para filmar una conversación centrada en su trabajo y en una de sus últimas piezas: “Unexpected Documents in a Waiting Room”. En el transcurso de la grabación un extraño acontecimiento hace que las imágenes se pierdan y solo conservemos la parte del audio al grabarlo por separado. Además, la incesante batida de aviones que sobrevuelan el cielo derramando un líquido desconocido hace que paremos la filmación. De aquel día, hemos podido recuperar esta parte de la conversación en la que el sonido de los aviones no afectaron su contenido.

Buenos días, Tania.

En primer lugar quería agradecerte que hayas aceptado esta invitación en una mañana fresca en la que ha comenzado el invierno. Y también darte las gracias por concederme este momento para hablar de tu trabajo, que hace tiempo que sigo y del que me apetecía que tuviésemos un espacio para hablar sosegadamente, aunque es paradójico puesto que te he sacado prácticamente del taller en el que estás produciendo el trabajo seleccionado en Caja Madrid, exactamente dentro de la convocatoria de Generaciones 2014.
Además quería aprovechar que estos días he estado leyendo un texto de Harold Fast, el escritor de ciencia-ficción y de relato histórico, para retomar algunas ideas que se van desarrollando en el texto y que considero que son cuestiones que se pueden ver a lo largo de todo tu trabajo y que, también, creo que sería un buen motivo para que comenzáramos esta pequeña conversación.

Tania Blanco:
Buenos días, Johanna. Lo primero de todo, querría agradecerte el interés que has mostrado por este proyecto y por trabajos previos que he realizado. De hecho, escribiste un texto magnífico bajo el título “Apelar al lamento de Morin: la vida sin vida” que me parece que analiza bien el cuerpo de mi trabajo anterior.
Retomando tu planteamiento para analizar “Documentos inesperados en una sala de espera” a partir del relato de “El aro”, me parece muy acertado para examinar lo que está sucediendo a nivel global y que repercute a nivel social en todos los aspectos de nuestras vidas; y por ello, creo que es una elección muy interesante.

J.C.: De hecho, si me permites hacer un inciso, me gustaría contextualizar el relato y que podamos ver cómo se asocia la historia que cuenta Fast y las reflexiones que tú desarrollas tanto en tu trabajo; es decir, en el corpus, en tus reflexiones, en esa “ciencia con conciencia” de la que habla Edgard Morin y que hemos comentado en otras ocasiones y que, de alguna manera, estaría enlazando, abrazando todas las cuestiones que tu trabajas. Pero, también, por supuesto, con tu posicionamiento vital, no solamente como artista sino como persona y como ciudadana.

El relato de Fast, “El aro”, toma como personaje a un físico que creando un aparataje en forma de aro que sin saber muy bien su fin, algo que sucede con la creación y con la ciencia, abre otra dimensión, un vacío en el que cualquier objeto que traspasa el aro desaparece sin saber bien dónde va a llegar. En las agendas políticas está pendiente el tema de la ecología y hacer desaparecer el detritus, la basura. Conocedores de la creación del científico, ven en el aro la forma de limpiar la tierra. Lo que comienza como una elección del gobernante de la ciudad de NY va pasando nación tras nación: desde los moscovitas a los chinos. Acabando casi en una guerra de naciones por tener en su poder la máquina. El físico, por su parte queda despegado de su creación sin poder realmente hacer uso de su “recurso” y sin conocer la dimensión a la que va a parar todo el detritus, planteándose cuestiones de índole ética: ¿qué es esa dimensión abierta? ¿a dónde va a parar la basura?
Por último, y en forma de spoiler, acaba abriéndose una grieta en Wall Street. Algo muy significativo, puesto que el relato es del año 71-72. De la grieta comienza a exudar todo el detritus de todas las naciones. La basura acaba allí, apestando La Bolsa.

Entonces, observamos los tres pilares en los que se sostiene el relato: una ciencia cuya repercusión no conocemos, gobiernos en cuyas agendas se presenta una supuesta conciencia ecológica y un mal uso de la tecnociencia, y, por último, la vertiente económica unida a las dos anteriores bajo el círculo del poder.
Tania, estos mismos pilares están presenten en tu trabajo: cómo has investigado los mecanismo de poder militares… [la conversación comienza a interrumpirse por el acusado ruido que produce un avión que sobre-vuela nuestras cabezas. Incluso paramos un instante para bromear sobre la posibilidad de que sean drones. Seguimos]… los mecanismos científicos y la tecnociencia, y, evidentemente, los intereses económicos envueltos en empresas farmacéuticas, alimenticias, de recursos energéticos. En fin, tres pilares que se vuelcan en el poder y que me gustaría que fueras capaz de ilustrarnos mediante este hilo en tu trabajo de investigación y creación.

T.B: Efectivamente es una metáfora de ese uso irracional que se hace del avance o supuesto progreso tecnológico por el que en definitiva se mide o se toman decisiones sin pensar en el impacto medioambiental que van a tener. De hecho, la manera en la que se trabaja con la ciencia se basa en indicadores puramente económicos. En este caso, en el relato de Fast, las naciones tienen un problema con esos deshechos producidos por el avance tecnológico: deshechos electrónicos, deshechos orgánicos, deshechos químicos… Es decir, toda la industrialización desmedida en la que se produce sin pensar que vivimos en un planeta que es finito y que, por lo tanto, no cabe su explotación infinita, ni crecer desproporcionadamente puesto que los recursos son limitados. El personaje del científico juega un papel decisivo: plantea una solución inmediata al problema de los gobiernos, pero también cuestiona los resultados del aro y advierte de la precaución de su uso. El invento da solución a las fuerzas gubernamentales que quedan encantadas al ver desaparecer todo sin plantearse cuál será su destino. Al final la tierra no aguanta esconder tanta basura y lo expulsa todo. Es una genial metáfora de la solución actual en la que por mucho que se inventen recursos para afrontar la contaminación, en realidad no son más que parches. Puesto que la solución implica un freno sustancial en la invasión que estamos realizando sobre la tierra. Se trata de la prepotencia, el abuso de poder de los gobiernos que está poniendo en juego la supervivencia de todos.
J.C.: De hecho, tú no te amordazas, no enmudeces. Estoy recordando una pieza en la que das nombres, exactamente de algunas empresas contaminantes. Hablo de ese maravilloso tondo en el que aparece una figura estelar compuesta por pequeñas estrellas que son esas empresas tóxicas (ECLIPSES: Toxic progress gallaxy and 25 air polluters. 2012). Allí estás dando nombres.

T.B.: Sí, empresas petroleras, de la industria farmacéutica, armamentística, de comunicaciones,… Son las 25 empresas más contaminantes del mundo. Existe un listado de las 100 compañías más contaminantes y de ese listado yo he seleccionado 25 de ellas. Y, por supuesto, creo que hay que darles nombres. Hay unos responsables detrás de esas empresas y desgraciadamente podríamos hacer innumerables cuadros con estos nombres. [De nuevo, los aviones ensordecen la conversación y dejamos de escuchar la voz de Tania por unos segundos] Desgraciadamente no conocemos los nombres de estos, pero ellos son responsables y tienen nombres y caras.

J.C.: Bueno, en tu obra también encontramos muchas caras. Tampoco te has cortado a la hora de pintar a Obama y a otras figuras de lo que podríamos llamar política internacional (como en Food rules, 2013). Y, si no son rostros conocidos, al menos también tenemos aquella representación de, como un día otro artista observó, “una mujer bella con un monstruo en su interior” (Strategies 101 Installation I, 2011). A saber, una bella militar que se va deformando hasta convertirse en algo monstruoso.
De alguna manera, así sería la sociedad. Es decir, lo artificial de un producto cosmético que vamos desarrollando pero con toda la suciedad por debajo. Como el manido: “esconder debajo de la alfombra”. O, como en el relato de Fast, esconderlo todo dentro del aro.

Ahora, me gustaría volver a esos tres pilares que hemos comentado hace un momento en la creación de tu último trabajo para Generaciones 2014 en Caja Madrid. Unos documentos inesperados en una especie de sala de espera. Quizás una sala médica. ¿Qué podríamos encontrarnos? Yo imagino que unas sillas y unas revistas o periódicos con los que acomodar la espera. Cuéntame qué es lo que vas a llevar a Madrid.

T. B.: Efectivamente, es la recreación de una sala de espera, de una espera inquieta, incómoda porque no sabes qué te va contar el médico. Sí, quizás recree mejor la sala de espera clínica que cualquier otra. Recrea ese momento psicológico de tensión o tal vez tedio puesto que hay que esperar muchas horas y generalmente nos encontramos con revistas de banalidades, de distracción, lo más superficiales posibles como es la prensa rosa. A veces, algún National Geographic para los maridos.

J.C.: También de decoración, deportes y, muy importante, las de cotilleos.

T.B.: Sí, las de cotilleo también. Entonces, el proyecto trata de invertir esos contenidos. Es decir, recrea las publicaciones alterando los contenidos habituales que nos encontraríamos. Son recreaciones cerámicas, lo cual impide acceder al contenido del volumen. Y, a veces, estas representaciones utilizan los mismos códigos de este tipo de prensa donde el texto cobra mucha fuerza. En algunas ocasiones puedo utilizar el mismo tipo de imagen visual que podríamos encontrar en una revista de prensa rosa, pero altero el contenido, los titulares, los artículos destacados en portada,…Y otras veces, cambio las imágenes. Por ejemplo, en el diario Marca que te encontrarías en portada a un futbolista la imagen se invierte; en estas piezas puede estar representado un político jugando con un balón y al mismo tiempo utilizando un titular de política internacional que sería imposible en el periódico Marca y que cuestiona la destrucción del tejido social a través de las políticas económicas neoliberales.

J.C.: Esos documentos inesperados que se puede encontrar el visitante en esta sala de espera son contenidos inesperados por el lugar en el que se colocan, no porque sean ficticios. Además de los ejemplos que nos has dado, ¿qué tipo de contenido inesperado vamos a leer en esa publicación cerámica?

T.B.: Pues se trata de un cuestionamiento constante de lo que los medios de comunicación inoculan en la sociedad. Existe una serie de postulados o concepciones sobre la vida, sobre los objetivos vitales que debe tener una familia o un individuo, o sobre cuestiones en torno a política económica en los que de alguna manera los medios sientan cátedra. También, un cierto caos informativo, satura al espectador con una serie de conceptos para que de algún modo se conforme una serie de compartimentos de los modos de pensar de la gente. Es decir, anulan su libertad y su capacidad crítica. Y, entonces, estos “documentos” de la exposición lo que pretenden es invertir esos esquemas cerrados que nos lanzan y, así, cuestionar esos planteamientos.
Trato múltiples temas. Me baso fundamentalmente en múltiples fuentes de información que no siguen los canales oficiales como páginas o periódicos digitales independientes que no poseen la capacidad de difusión y alcance que un medio oficial. También, utilizo blogs independientes en los que se expone documentación oficial, pero que por lo general no se da a conocer en estos medios. Por lo tanto, hay un importante trabajo de investigación, recopilación y selección de esta información. Con ello, lo que quiero recalcar es que no existe una verdad absoluta. Yo planteo la pregunta y recojo estas informaciones que habitualmente no encontramos al alcance en los medios de difusión masiva y la sitúo donde actualmente es imposible hallarla. A una información virtual, además le doy un soporte material y físico tan rudimentario como es el barro cocido.
[El cielo comienza a cubrirse de haces de gas, humo. Líneas que se cruzan efectuadas por el vuelo de los aviones].
J. C.: Para finalizar, me gustaría recoger un concepto que Álvaro de los Ángeles, buen compañero, escribió sobre tu obra. Me refiero a una noción con la que definía tu trabajo  como una “nuevapinturadocumental”. Además, considero que ese concepto analizaría muy bien tu último trabajo al verse atravesado por un cuarto poder- un cuarto pilar- que sería el de los medios de comunicación, a partir de los periódicos o las revistas.

T.B.: Como reflexión concluyente, podríamos decir que los medios de comunicación no poseen la verdad absoluta y que en ocasiones recrean acontecimientos o situaciones. Es decir, fuerzan y manipulan la realidad que nos rodea, incluso la inventan para incidir sobre la opinión pública diseñándola según las conveniencias de aquellos que tienen el poder de esos medios de comunicación y que tienen unos intereses por encima de las necesidades sociales y medioambientales.

J.C.: Bueno, simplemente quería darte las gracias de nuevo, la enhorabuena por tu trabajo y por la selección en Generaciones. Y espero que podamos continuar disfrutando de ello en la exposición en Madrid durante los próximos meses. Gracias, Tania.

T.B.: Gracias a ti, Johanna.

[Aunque la entrevista ha acabado, seguimos comentando algunos de los matices de la exposición. Parece que los aviones han dejado de pasar por esta zona. Observamos el cielo y este se ve tamizado por una gran nube gris que oscurece la escena. Decidimos volver a la ciudad.]



viernes, 16 de agosto de 2013

Sinfonía en clave de “N”. Entrevista a Daniel Palacios.


Entrevista con motivo de la exposición N de Daniel Palacios para MAG (Mustang Art Gallery), Elche, 2012.



Sinfonía en clave de “N”.  Entrevista a Daniel Palacios. 
Por Johanna Caplliure.
N, o ese número impreciso de veces que se repite una acción, se conforma como un estudio de la percepción del paso del tiempo a través del sometimiento de los cuerpos, los materiales y los objetos a una serie de iterativos movimientos que reconfiguran a estos mismos. Los proyectos de Daniel Palacios oscilan entre la obsesión por el registro cuidadoso de los efectos del paso del tiempo en la realidad sensible y la visualización subjetiva de estos.

Para comenzar me gustaría que nos relataras de manera sucinta cómo te sitúas ante la encrucijada de la obsesiva objetividad del dato y la subjetividad de la experiencia.
Soy principalmente visual, recuerdo imágenes, pero mi memoria me miente constantemente y con el paso del tiempo esas imágenes pasan de ser una realidad a un recuerdo alterado en el que la imagen se conforma más como me gusta recordarla que como sucedió en realidad.
Recientemente he empezado a trabajar con datos, en tanto que estos se mantienen constantes a lo largo del tiempo, sin embargo hoy puedo interpretar ese valor de una forma y mañana de otra muy diferente -es una cuestión personal y muy subjetiva. Su visualización cambiará, pero el valor siempre será el mismo -un cinco siempre será un cinco independientemente de cómo se represente-; el signo siempre se mantendrá fiel al dato que le da forma en el mundo real. De ahí que a la hora de elegir la representación de esa información juegue más con la subjetividad que con la precisión, alejándome de un gráfico estadístico y acercándome a la visualización de una experiencia.

Tras los resultados obtenidos en tu investigación para N, ¿podrías explicarnos de qué manera se nos ofrece esa sinfonía mecánica, ese juego de iteración en los objetos que has escogido?
En este caso, al ser una cadena de producción, todos los pasos están enlazados dependiendo uno del otro. Por ejemplo, si en una máquina se cortan mil piezas al día, y la siguiente ha de hacerle tres troqueles, esta última hará su función tres mil veces cada día. Para trabajar con esos números no necesito estar presente, ni tan siquiera colocar sensores que me faciliten obtener información simultáneamente en diferentes puntos de la cadena, una conversación con la gerencia de la fábrica me valdría para obtener los números; nada más lejos de la experiencia real.
Es por eso que en este caso no me centro en la cantidad de veces que sucede una acción, sino en los efectos de esta. Tal vez aquella máquina que hace su función tres mil veces “sufre” menos que la que la realiza mil, necesitando esta última un mantenimiento más a menudo para poder seguir realizando su trabajo; el tiempo les afecta de forma diferente y es ahí donde este se deja ver.

La precisión en la captura del dato te ha hecho recurrir a apoyarte en la tecnología y técnicas avanzadas en tus proyectos. Sin embargo, frente a la posible idea de una fría precisión mecánica, tus trabajos tratan la máquina con un cierto aire “romántico” e incluso íntimo en cuanto esta se impregna de los afectos de los usuarios. ¿Qué experiencia relacional tienes actualmente con las “máquinas”? ¿Y cuál es la que quieres mostrar en N
Habrás visto en Ikea la máquina de stress físico para comprobar la durabilidad de sus sofás. Es una máquina que simula la presión ejercida por una persona al sentarse, es una forma “rápida” de ver cuántas miles de iteraciones son necesarias para que el sofá empiece a mostrar desgaste. Es una forma de definir la vida útil de ese sofá en cuestión, haciendo una conversión de cantidad de veces realizado el movimiento a cantidad de años de vida útil en una casa de un uso estándar. En definitiva, una forma de medir el tiempo antes de que suceda. Sin embargo, siempre que veo esa máquina no me pregunto cuánto resistirá el sofá, sino cuántos cientos de miles de veces la máquina realizará ese mismo movimiento antes de mostrar ella misma los efectos del paso del tiempo.
Centrarte únicamente en la función te hace omitir muchos matices. Prefiero tratar de ver la imagen completa: qué es lo que pasa en torno suya y cómo pasa, qué relación tiene la gente con ella, cómo la trata y cómo eso se refleja en ellos. No se trata de humanizar las máquinas, pero tampoco que ellas nos conviertan en androides.

En esta ocasión, y con motivo del acercamiento a la Fabrica 67 y a Mustang Art  Gallery, utilizas el cuero como conexión entre los distintos elementos que componen N. Tu interés por la parte más sensual de los materiales, aquella que parte del quehacer manual y es dirigida a los sentidos, puede ser observada en el cuidado que otorgas en la producción de tus proyectos, a veces muy cercanos a la creación de objetos. ¿Cómo has planteado ese paso del registro de datos a las imágenes producidas para N?
Aunque trabajo con cifras exactas, considero que mi trabajo no es hacer gráficas de datos, sino visualizaciones subjetivas cuya veracidad provenga de la sensación que te ofrecen más que de la exactitud respecto al dato del que hacen referencia.
La fotografía, si bien está considerada como fiel a la realidad, ofrece gran cantidad de mecanismos para añadir una carga emocional a la imagen, desde el punto de vista y la lente elegida hasta el procesado del color. Es por esto que me pareció más interesante trabajar principalmente con fotografía a la hora de registrar lo que sucede en la fábrica. Fotografía macro que revele los detalles de las máquinas, pero sin mostrar las máquinas en sí; trabajando la iluminación como retratos y dándole el protagonismo a la textura de sus superficies.
El cuero como bien dices es el nexo de toda la exposición. No solo la máquina que trabaja el cuero repite su función una y otra vez, el operario se vuelve en parte máquina: memoriza movimientos y los ejecuta con ella de la forma más eficiente hasta el punto de convertirse estos en un reflejo. Su cuerpo, con el tiempo, al igual que la máquina, muestra los efectos de este movimiento mecánico. De ahí la razón de que haya incluido en la exposición imágenes de fragmentos de cuerpos, centrándome en las calidades de la piel, dándoles el mismo tratamiento que a las máquinas.

A nivel práctico, por un lado, me encuentro ante un exceso de material: tras las sesiones de fotografía en la fábrica y el estudio tenía en torno al millar de imágenes. Y por otro lado, a nivel creativo, muchas de estas imágenes decían más al mostrarlas en una composición.  Por lo que independientemente de que algunas de ellas estén presentes en la sala, el corpus principal de todo el proyecto se conformará en un libro fotográfico, el cual me da más espacio con el que trabajar.

Tanto en la exposición como en el libro introduces una serie de imágenes generadas por ordenador, una serie de dibujos digitales de células. ¿Qué rol desarrollan estas células en N junto al resto de imágenes de cuerpos, máquinas, cuero?
Se trata de un “extra” que me ofrece el utilizar un libro como soporte, puesto que me posibilita matizar creando una sobrecubierta diferente para cada ejemplar, otorgándole su propia piel. Para ello se desarrolló un software que mediante iteraciones y leyes físicas generase la evolución de una estructura celular. Realmente estoy utilizando las mismas ideas sobre tiempo, repetición y cambio que sustentan toda la exposición transcritas a código informático. Estas imágenes similares al craquelado de la piel recubren el libro y también pueden verse en la sala.
Para los dibujos que se muestran en la sala he tratado de mantener la sensación de la precisión de una máquina, pero con la ejecución de un humano, a la vez que se deja constancia del tiempo en tanto a la repetición. De esta forma, más que exhibir los dibujos en sí, lo que me interesaba era mostrar la evolución de estos mientras se están generando, señalando las partes que permanecen inalteradas durante parte del proceso en contraste con las que muestran grandes cambios. Esto, que en una impresión estándar pasaría desapercibido, aquí queda remarcado por el hecho de que los dibujos dan la impresión de estar realizados a mano, pues están realizados con bolígrafo, lo cual hace plantearse la cantidad de tiempo que ha destinado la mano que los ha ejecutado una y otra vez con tal precisión durante toda la secuencia.