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sábado, 15 de abril de 2017

Distopia general



Distopia general

Basma Alsharif, Xavier Arenós, Tania Blanco, Regina de Miguel, Ignacio García Sánchez, Maha Maamoun, Amanda Moreno, Anna Moreno y Fernando Renes.

Un proyecto comisariado por Johanna Caplliure

Inauguración: 4 de abril 2017 a las 19h.
Las Atarazanas, Ayuntamiento de Valencia.
Plaza Juan Antonio Benlliure, s/n, 46011 Valencia

El relato histórico se rompe en una especie de visión distópica sobre la realidad que bien podría entenderse como mera crítica al contexto social y político actual o, también, como una ucrónica perversión de la narración. Entonces nos preguntamos qué será de nosotros en el futuro. ¿Qué sucedería si la ciencia ficción no estuviera tan lejana? Entre la derrota actual y la ilusión de un futuro histórico, una distopía general se alza como potencial creativo de un nuevo nosotros.

La intención de Distopía general es crear un relato ucrónico en el que la historia del pasado, el presente y la visión de un futuro distópico se unan en una serie de trabajos de reflexión sobre cómo se escribe la narración de los hechos y el poder de las gentes en la construcción de estos con una latente ilusión de transformación futura.

Los trabajos seleccionados para Distopía general insisten en acontecimientos de la historia reciente que han sido silenciados por los medios de comunicación, en ideas y discursos del pasado que fueron enterrados y sometidos al totalitarismo hegemónico o en la posibilidad de plantearse formas de vida en el futuro de la colectividad.


Del 4 de abril al 28 de mayo 2017.


miércoles, 30 de julio de 2014

El círculo. Entrevista a Tania Blanco

El círculo. Entrevista a Tania Blanco.

20 de diciembre de 2013. En una casa de campo a las afueras de Valencia, me reúno con Tania Blanco para filmar una conversación centrada en su trabajo y en una de sus últimas piezas: “Unexpected Documents in a Waiting Room”. En el transcurso de la grabación un extraño acontecimiento hace que las imágenes se pierdan y solo conservemos la parte del audio al grabarlo por separado. Además, la incesante batida de aviones que sobrevuelan el cielo derramando un líquido desconocido hace que paremos la filmación. De aquel día, hemos podido recuperar esta parte de la conversación en la que el sonido de los aviones no afectaron su contenido.

Buenos días, Tania.

En primer lugar quería agradecerte que hayas aceptado esta invitación en una mañana fresca en la que ha comenzado el invierno. Y también darte las gracias por concederme este momento para hablar de tu trabajo, que hace tiempo que sigo y del que me apetecía que tuviésemos un espacio para hablar sosegadamente, aunque es paradójico puesto que te he sacado prácticamente del taller en el que estás produciendo el trabajo seleccionado en Caja Madrid, exactamente dentro de la convocatoria de Generaciones 2014.
Además quería aprovechar que estos días he estado leyendo un texto de Harold Fast, el escritor de ciencia-ficción y de relato histórico, para retomar algunas ideas que se van desarrollando en el texto y que considero que son cuestiones que se pueden ver a lo largo de todo tu trabajo y que, también, creo que sería un buen motivo para que comenzáramos esta pequeña conversación.

Tania Blanco:
Buenos días, Johanna. Lo primero de todo, querría agradecerte el interés que has mostrado por este proyecto y por trabajos previos que he realizado. De hecho, escribiste un texto magnífico bajo el título “Apelar al lamento de Morin: la vida sin vida” que me parece que analiza bien el cuerpo de mi trabajo anterior.
Retomando tu planteamiento para analizar “Documentos inesperados en una sala de espera” a partir del relato de “El aro”, me parece muy acertado para examinar lo que está sucediendo a nivel global y que repercute a nivel social en todos los aspectos de nuestras vidas; y por ello, creo que es una elección muy interesante.

J.C.: De hecho, si me permites hacer un inciso, me gustaría contextualizar el relato y que podamos ver cómo se asocia la historia que cuenta Fast y las reflexiones que tú desarrollas tanto en tu trabajo; es decir, en el corpus, en tus reflexiones, en esa “ciencia con conciencia” de la que habla Edgard Morin y que hemos comentado en otras ocasiones y que, de alguna manera, estaría enlazando, abrazando todas las cuestiones que tu trabajas. Pero, también, por supuesto, con tu posicionamiento vital, no solamente como artista sino como persona y como ciudadana.

El relato de Fast, “El aro”, toma como personaje a un físico que creando un aparataje en forma de aro que sin saber muy bien su fin, algo que sucede con la creación y con la ciencia, abre otra dimensión, un vacío en el que cualquier objeto que traspasa el aro desaparece sin saber bien dónde va a llegar. En las agendas políticas está pendiente el tema de la ecología y hacer desaparecer el detritus, la basura. Conocedores de la creación del científico, ven en el aro la forma de limpiar la tierra. Lo que comienza como una elección del gobernante de la ciudad de NY va pasando nación tras nación: desde los moscovitas a los chinos. Acabando casi en una guerra de naciones por tener en su poder la máquina. El físico, por su parte queda despegado de su creación sin poder realmente hacer uso de su “recurso” y sin conocer la dimensión a la que va a parar todo el detritus, planteándose cuestiones de índole ética: ¿qué es esa dimensión abierta? ¿a dónde va a parar la basura?
Por último, y en forma de spoiler, acaba abriéndose una grieta en Wall Street. Algo muy significativo, puesto que el relato es del año 71-72. De la grieta comienza a exudar todo el detritus de todas las naciones. La basura acaba allí, apestando La Bolsa.

Entonces, observamos los tres pilares en los que se sostiene el relato: una ciencia cuya repercusión no conocemos, gobiernos en cuyas agendas se presenta una supuesta conciencia ecológica y un mal uso de la tecnociencia, y, por último, la vertiente económica unida a las dos anteriores bajo el círculo del poder.
Tania, estos mismos pilares están presenten en tu trabajo: cómo has investigado los mecanismo de poder militares… [la conversación comienza a interrumpirse por el acusado ruido que produce un avión que sobre-vuela nuestras cabezas. Incluso paramos un instante para bromear sobre la posibilidad de que sean drones. Seguimos]… los mecanismos científicos y la tecnociencia, y, evidentemente, los intereses económicos envueltos en empresas farmacéuticas, alimenticias, de recursos energéticos. En fin, tres pilares que se vuelcan en el poder y que me gustaría que fueras capaz de ilustrarnos mediante este hilo en tu trabajo de investigación y creación.

T.B: Efectivamente es una metáfora de ese uso irracional que se hace del avance o supuesto progreso tecnológico por el que en definitiva se mide o se toman decisiones sin pensar en el impacto medioambiental que van a tener. De hecho, la manera en la que se trabaja con la ciencia se basa en indicadores puramente económicos. En este caso, en el relato de Fast, las naciones tienen un problema con esos deshechos producidos por el avance tecnológico: deshechos electrónicos, deshechos orgánicos, deshechos químicos… Es decir, toda la industrialización desmedida en la que se produce sin pensar que vivimos en un planeta que es finito y que, por lo tanto, no cabe su explotación infinita, ni crecer desproporcionadamente puesto que los recursos son limitados. El personaje del científico juega un papel decisivo: plantea una solución inmediata al problema de los gobiernos, pero también cuestiona los resultados del aro y advierte de la precaución de su uso. El invento da solución a las fuerzas gubernamentales que quedan encantadas al ver desaparecer todo sin plantearse cuál será su destino. Al final la tierra no aguanta esconder tanta basura y lo expulsa todo. Es una genial metáfora de la solución actual en la que por mucho que se inventen recursos para afrontar la contaminación, en realidad no son más que parches. Puesto que la solución implica un freno sustancial en la invasión que estamos realizando sobre la tierra. Se trata de la prepotencia, el abuso de poder de los gobiernos que está poniendo en juego la supervivencia de todos.
J.C.: De hecho, tú no te amordazas, no enmudeces. Estoy recordando una pieza en la que das nombres, exactamente de algunas empresas contaminantes. Hablo de ese maravilloso tondo en el que aparece una figura estelar compuesta por pequeñas estrellas que son esas empresas tóxicas (ECLIPSES: Toxic progress gallaxy and 25 air polluters. 2012). Allí estás dando nombres.

T.B.: Sí, empresas petroleras, de la industria farmacéutica, armamentística, de comunicaciones,… Son las 25 empresas más contaminantes del mundo. Existe un listado de las 100 compañías más contaminantes y de ese listado yo he seleccionado 25 de ellas. Y, por supuesto, creo que hay que darles nombres. Hay unos responsables detrás de esas empresas y desgraciadamente podríamos hacer innumerables cuadros con estos nombres. [De nuevo, los aviones ensordecen la conversación y dejamos de escuchar la voz de Tania por unos segundos] Desgraciadamente no conocemos los nombres de estos, pero ellos son responsables y tienen nombres y caras.

J.C.: Bueno, en tu obra también encontramos muchas caras. Tampoco te has cortado a la hora de pintar a Obama y a otras figuras de lo que podríamos llamar política internacional (como en Food rules, 2013). Y, si no son rostros conocidos, al menos también tenemos aquella representación de, como un día otro artista observó, “una mujer bella con un monstruo en su interior” (Strategies 101 Installation I, 2011). A saber, una bella militar que se va deformando hasta convertirse en algo monstruoso.
De alguna manera, así sería la sociedad. Es decir, lo artificial de un producto cosmético que vamos desarrollando pero con toda la suciedad por debajo. Como el manido: “esconder debajo de la alfombra”. O, como en el relato de Fast, esconderlo todo dentro del aro.

Ahora, me gustaría volver a esos tres pilares que hemos comentado hace un momento en la creación de tu último trabajo para Generaciones 2014 en Caja Madrid. Unos documentos inesperados en una especie de sala de espera. Quizás una sala médica. ¿Qué podríamos encontrarnos? Yo imagino que unas sillas y unas revistas o periódicos con los que acomodar la espera. Cuéntame qué es lo que vas a llevar a Madrid.

T. B.: Efectivamente, es la recreación de una sala de espera, de una espera inquieta, incómoda porque no sabes qué te va contar el médico. Sí, quizás recree mejor la sala de espera clínica que cualquier otra. Recrea ese momento psicológico de tensión o tal vez tedio puesto que hay que esperar muchas horas y generalmente nos encontramos con revistas de banalidades, de distracción, lo más superficiales posibles como es la prensa rosa. A veces, algún National Geographic para los maridos.

J.C.: También de decoración, deportes y, muy importante, las de cotilleos.

T.B.: Sí, las de cotilleo también. Entonces, el proyecto trata de invertir esos contenidos. Es decir, recrea las publicaciones alterando los contenidos habituales que nos encontraríamos. Son recreaciones cerámicas, lo cual impide acceder al contenido del volumen. Y, a veces, estas representaciones utilizan los mismos códigos de este tipo de prensa donde el texto cobra mucha fuerza. En algunas ocasiones puedo utilizar el mismo tipo de imagen visual que podríamos encontrar en una revista de prensa rosa, pero altero el contenido, los titulares, los artículos destacados en portada,…Y otras veces, cambio las imágenes. Por ejemplo, en el diario Marca que te encontrarías en portada a un futbolista la imagen se invierte; en estas piezas puede estar representado un político jugando con un balón y al mismo tiempo utilizando un titular de política internacional que sería imposible en el periódico Marca y que cuestiona la destrucción del tejido social a través de las políticas económicas neoliberales.

J.C.: Esos documentos inesperados que se puede encontrar el visitante en esta sala de espera son contenidos inesperados por el lugar en el que se colocan, no porque sean ficticios. Además de los ejemplos que nos has dado, ¿qué tipo de contenido inesperado vamos a leer en esa publicación cerámica?

T.B.: Pues se trata de un cuestionamiento constante de lo que los medios de comunicación inoculan en la sociedad. Existe una serie de postulados o concepciones sobre la vida, sobre los objetivos vitales que debe tener una familia o un individuo, o sobre cuestiones en torno a política económica en los que de alguna manera los medios sientan cátedra. También, un cierto caos informativo, satura al espectador con una serie de conceptos para que de algún modo se conforme una serie de compartimentos de los modos de pensar de la gente. Es decir, anulan su libertad y su capacidad crítica. Y, entonces, estos “documentos” de la exposición lo que pretenden es invertir esos esquemas cerrados que nos lanzan y, así, cuestionar esos planteamientos.
Trato múltiples temas. Me baso fundamentalmente en múltiples fuentes de información que no siguen los canales oficiales como páginas o periódicos digitales independientes que no poseen la capacidad de difusión y alcance que un medio oficial. También, utilizo blogs independientes en los que se expone documentación oficial, pero que por lo general no se da a conocer en estos medios. Por lo tanto, hay un importante trabajo de investigación, recopilación y selección de esta información. Con ello, lo que quiero recalcar es que no existe una verdad absoluta. Yo planteo la pregunta y recojo estas informaciones que habitualmente no encontramos al alcance en los medios de difusión masiva y la sitúo donde actualmente es imposible hallarla. A una información virtual, además le doy un soporte material y físico tan rudimentario como es el barro cocido.
[El cielo comienza a cubrirse de haces de gas, humo. Líneas que se cruzan efectuadas por el vuelo de los aviones].
J. C.: Para finalizar, me gustaría recoger un concepto que Álvaro de los Ángeles, buen compañero, escribió sobre tu obra. Me refiero a una noción con la que definía tu trabajo  como una “nuevapinturadocumental”. Además, considero que ese concepto analizaría muy bien tu último trabajo al verse atravesado por un cuarto poder- un cuarto pilar- que sería el de los medios de comunicación, a partir de los periódicos o las revistas.

T.B.: Como reflexión concluyente, podríamos decir que los medios de comunicación no poseen la verdad absoluta y que en ocasiones recrean acontecimientos o situaciones. Es decir, fuerzan y manipulan la realidad que nos rodea, incluso la inventan para incidir sobre la opinión pública diseñándola según las conveniencias de aquellos que tienen el poder de esos medios de comunicación y que tienen unos intereses por encima de las necesidades sociales y medioambientales.

J.C.: Bueno, simplemente quería darte las gracias de nuevo, la enhorabuena por tu trabajo y por la selección en Generaciones. Y espero que podamos continuar disfrutando de ello en la exposición en Madrid durante los próximos meses. Gracias, Tania.

T.B.: Gracias a ti, Johanna.

[Aunque la entrevista ha acabado, seguimos comentando algunos de los matices de la exposición. Parece que los aviones han dejado de pasar por esta zona. Observamos el cielo y este se ve tamizado por una gran nube gris que oscurece la escena. Decidimos volver a la ciudad.]



lunes, 24 de febrero de 2014

CONFIDENCIAL. DESTRUIR ANTES QUE LEER.



CONFIDENCIAL. DESTRUIR ANTES QUE LEER.
Volver a leer la actualidad a través de Unexpected documents in a waiting room de Tania Blanco.
Por Johanna Caplliure.

Asistimos al más espectacular de los momentos de la historia sin sorprendernos en absoluto. Vivimos en un permanente estado de engaño, en una suerte de “estado de mentira”.  Y ni siquiera nos preguntamos qué ha sucedido para que hayamos perdido todo ápice de escepticismo. ¿Cómo es posible que haya desaparecido la duda ontológica que dirimió Descartes en el s.XVII a través de su consabido cogito ergo sum o “dudo, luego existo”?¿Cómo hemos prescindido de las sospechas de Marx, Freud y Nietzsche sobre cómo vivimos una gran mentira, un mundo de ocultación y un sinfín de flagrantes estafas? Y sin embargo, lo más extraño de esta época consiste en que somos conscientes que vivimos la “falsa verdad”. Un embuste que se nos ha hecho pasar por verdadero durante tanto tiempo que ahora ya no podemos dudar que sea verdad. Y esto mismo es lo que ha acaecido en los medios de comunicación.

En la cultura mediática, ya no podemos reducirla a la denominación de “sociedad de la información”, todo deviene información, el gran poder es la misma información, todos somos información. A saber: la información se entendería[1]  como medio para un fin adocenado de manipulación y envenenamiento del juicio crítico en el que tristemente se ha perdido el mayor de los derechos de la ciudadanía: la libertad de expresión y el conocimiento.
A la “falsa verdad”, que se conduce – incluso- en cada movimiento y presión por nuestras arterias de la misma manera que en las redes sociales, institucionales y mediáticas, se sumaría la dictadura del consenso sobre la apariencia. La articulación de esta es la siguiente: hay que crear un “producto” (un bien no material llamado información) coherente, sin fracturas y que aparente una solidez inamovible: “que parezca una verdad, aun si no lo es”.
Así, el cuarto poder, hoy el “gran poder”, hacía su entrada “espectacularizada” en aquel maravilloso fake radiofónico de finales de los años 30 en el que Orson Welles hacía creer a la población estadounidense de New Jersey que estaba siendo invadida por un enemigo extraterrestre. Mediante este relato radiofónico, la interpretación de The War of the Worlds de H.G.Wells, se nos concedía la idea principal de la construcción informacional de los medios: un joven Orson Welles en el papel de un científico, un mediador que realmente es un actor, un director de cine, un guionista; es decir, un creador de fantasías, de mentiras que nos incita a creerle. 
Sin embargo, los medios han avanzado de tal manera que han transformado la sociedad en propio medio para el poder bajo la idea de información. Mentiras de Estado o el Estado de engaño. Entonces, cuando la mentira cubre un espectro mayor que el del teatro radiofónico y se convierte en la ideología de la población vinculada ciegamente a las clases dominantes, el temor es mayor. Y cuando esta mentira se emplaza en el centro de la información es imposible que no nos echemos a temblar. Si el gran poder para la población ha sido la libertad de expresión y de información, con el golpe de la mentira los medios de comunicación se han cubierto ellos mismos del mayor enemigo: la censura. “La prensa misma es la censura” decía G.K. Chesterton en 1917, pero lo que no sabía era que la discreta maniobra de la censura se nos ofrece hoy en desinformación y ocultamiento del mundo como rezan las investigaciones de Pascual Serrano o Ignacio Ramonet en nuestro país. Y que derivan, en palabras de Scott Lash, en una “sociedad desinformada de la información”. Entonces, solo nos queda esperar lo inesperado.


En una sala de espera el paso del tiempo se disipa de la misma manera que la figura del lector de diarios cuando no se encuentra entre las páginas, porque lo que lee no representa ni sus intereses ni la verdad que ha quedado desplazada por el desborde de la hiperrealidad en la “falsa verdad”. Sin embargo, en Unexpected documents in a waiting room, la sala de espera que ha creado Tania Blanco, el lector comparece como tal. Allí encuentra una serie de publicaciones habituales: periódicos, revistas de moda y belleza, prensa deportiva e incluso publicidad comercial y anuncios, pero con mensajes “inesperados” donde lo que parece no es. O más bien, lo que aparece es lo que debería ser normalmente. Los caracteres negros que se imprimen sobre el papel y pintan la “falsa verdad” en estos documentos son “verdades ficticias”. La tinta transformada en la delicada, perfecta y “maliciosa” tipografía e imagen pintada de Tania Blanco trae al lector la verdad en un espacio de imposibilidad. Puesto que la información de medios alternativos, prensa crítica, periodismo reflexivo nunca es encontrada en los medios oficiales. La astucia en los mensajes pintados sobre cerámica no duda en despertar al lector[2] de su ingenuidad, “estupidización” -mascullaría Lash-, ceguera o acobardamiento/acomodamiento en la lectura del diario. De una lectura confidencial que sería antes destruida que leída.




La línea sobre el papel de cerámica, la tinta que hiere el blanco diario con la cruda realidad. Así, Tania Blanco nos imprime la sospecha en cada uno de esos documentos. Cuestionamos la realidad o mentira de lo que nos cuenta. Dudamos de “la otra verdad” y al mismo tiempo nos impulsa a reflexionar y sospechar sobre la verdad que conocemos y a la que damos pábulo como nos ha presentado la reiterada “falsa verdad”. La sospecha se convierte en la fuerza centrípeta que mueve toda su obra haciendo tambalear los pilares en los que descansan nuestras creencias y verdades. La obra de Tania Blanco, como producto cultural representacional, quiebra su acontecer informacional y se pausa en la reflexión en un contexto en el que tanto la crítica como el cuestionamiento se han desmedrado por un paradigma mediático de flujos lubricados en lo hiperreal


Los documentos de Blanco no son una charada que se tenga que descifrar. Su mensaje se entiende conspicuamente aun pareciendo una ficción, ya que “es imposible que esto sea real”-nos decimos ante ello, que esta noticia la publique El País, The New York Times (“The New York Lies”), The Times o Daily News, Cosmopolitan u ¡Hola! con titulares como “Terrorismo financiero y crisis”, “Votes lo que votes, ya está todo decidido”, “Democracy Hypocrisy”, “Terrorismo de Estado”, “El deterioro imparable de la familia real”, o un especial “Biopolítica” en el National Geographic, y, además, sin deseo de enloquecer a la población como con la invasión extraterrestre de Wells. Aunque su mensaje nos hace temblar. A los lectores astutos y tenaces que son capaces de ir más allá de las palabras pintadas de Tania Blanco, observad con detenimiento el mensaje que incuba la sospecha. Abandonad la forma del ojo inerme y dotadlo de una mirada incisiva y crítica. Porque hoy la espera se convierte en la esperanza de lo inesperado.  




[1] La sociedad mediática se explicaría bajo una perspectiva instrumentalista de la información impulsada en deriva de “tecnología” de saber/poder foucaultiana y que finalmente ha sido traspuesta en la mediatheory, a través de la “biopolítica de los medios” y que yo me atrevería a denominar medialife. Puesto que la información se concentra como poder de la vida en todas sus parcelas, vivimos dentro de la información o como declaraba Jean Baudrillard con sus teorías sobre la hiperrealidad: “vivimos el acontecimiento no en tiempo real, sino en tamaño natural”. Demasiado real para poder ser reflexionado y asido por la representación.
[2] Siguiendo la tradición benjamineana pensamos en un lector productor, aunque sin deshacernos del autor.
 

jueves, 23 de enero de 2014

Appealing to Morin´s moan. Life without life. (English Version)




Appealing to Morin´s moan. Life without life.
Johanna Caplliure
« L’inclusion du vivant dans l’humain et de l’humain dans le vivant nous permet de concevoir la notion de vie dans sa plénitude ».
Edgar Morin, La méthode. La vie de la vie.

The permanent moan of thinkers, researchers, as well as activists and artists becomes a litany of dirges inspired by the loss of life.  Life has vanished from the agendas as far as praxis and scientific research policies are concerned.  Studies pursue to excel in technological sophistication and hi-tech prophylaxis of the human being, but altogether forgetting human kind is the very object and subject of those studies.  It seems that is the overuse of the microscope that provokes certain shortsightedness while the stereoscope causes a latent far-sightedness (hypermetria).  Without being completely blind, both could account for the evil of science, a thorough destruction of peripheral observation over matters related to intercommunication among sciences.  Microscopic observation invites us to live in a world of helicoidal objects while the telescopic one attracts nebulae of a blinding light. Among objects of infinite beauty, science loses its essence: life itself.
Those thinkers that moan about the loss of a life, long that a multiple dimension catalyst be discovered inside the moan, thus opening new approaches to research into the living.  Science would then be evolving and making continual progress and change towards humankind.  This irreparable loss of the living as the object of study and focus of action is of paramount interest in the works of Tania Blanco. Thus, l´enjeux in her works depicts life returning throughout a science which focuses on humankind, taking into account the cultural aspects and the fact of being a living entity.  An ecological science, or eco-science that s to say, and ecological system that shapes the “ecumene humano” or potentially inhabitable world between the macro and the micro, the cultural and the natural, between the animal, vegetal, mineral and the human, between science and the critics.  Therefore the eco-science that T.Blanco suggests brings with it a vision of a renewed awareness. A “science with awareness” resonates the echo of Edgar Morin´s voice.


The science with awareness that Tania Blanco claims self sustains itself and is totally aware of the living.  In her paintings she raises the alarm and renovation is openly encouraged.  I can feel it day in, day out, the way she explores her work, which seems subject to the realm of biomedical studies.  And so, life presents itself as a constant threat but also as a permanent promise of salvation cited in a laboratory.  We give in to the narration of science.  The epic narratives do not have Greek heroes as the main characters that fight against monsters.  Now the war is waged against microbiological agents who lead to a confrontation that the human being always ends up losing.  Science becomes a tool to neutralize the threat and to carry out the pledge.  Nevertheless, hopes and fears lying in biomedical technology do not seem to put our future at ease.
The techno-science that has been developed to cover man´s needs and supply markets seems to bring changes closer.  However it is a trick that leads to a weakening of the living.  Criticism to the abandonment of a more humane practice represents one of the main pillars of our artist´s works, which is one of her most recognizable points.  In fact, the human figures that appear in Tania Blanco´s works become place and tool to depict techno-science, the studies of laboratories undergoing genetics engineering, the marketing of pharmaceutical companies, the ownership of both telluric and bodily terrains as well as fears and individual and collective longings.  Blanco´s concerns are coincident with those of Donna Haraway´s or Judy Wajcman, or Lynn Randolph´s works about the Oncomouse®, the first animal patented by Harvard University to study breast cancer.  Therefore, "any interesting creature inside techno-science such us a textbook- a molecule, an equation, a mouse, a pippet, a pump, a fungus, a technician, an agitator or a scientist may and should sometimes be openly torn to shreds in order to display the sticky strings with which they spin their tissues"[1].  And this is depicted in her paintings, a team of cloned analysts, a lab technician, a fake epithelial cell or the woman who is inoculated by a hummingbird created by technologists, with a critical mind, an eco-spirit and a science in action.  Tania Blanco carries out an autopsy on the complex framework of science, its practices and its solutions that warn us against an undesirable development if we abandon life within life.


[1]   Haraway, Donna J. Testigo-Modesto@.Segundo-Milenio. HombreHembra _Conoce_Oncoraton. Feminismo y tecnociencia. Barcelona, UOC, 2004, p. 88

sábado, 28 de septiembre de 2013

La vida sin vida

Royal Grey Suite, 2010, Acrílico sobre tela, 180cm de diámetro


 Texto publicado en el número 78: La llum de l'evolució. Aplicacions biotecnològiques de la teoria evolutiva de la revista Mètode. Revista de Difusió de la Investigació, UV, Verano 2013.


Apelar al lamento de Morin: la vida sin vida.

« L’inclusion du vivant dans l’humain et de l’humain dans le vivant nous permet de concevoir la notion de vie dans sa plénitude »
Edgar Morin, La méthode. La vie de la vie.

El permanente lamento de pensadores, investigadores, activistas y artistas se convierte en letanía de duelo por la pérdida de la vida. La vida se ha desvanecido de las agendas en las prácticas y políticas de investigación científica. Los estudios se cubren de “excelencias”, sofisticación tecnológica y depurada profilaxis de lo humano, olvidando por completo que el objeto y sujeto de estudio es él mismo. El abuso del empleo del microscopio parece conllevar una cierta miopía, mientras que la del estereoscopio una latente hipermetropía. Sin llegar a la ceguera, ambas pueden elucidar el mal de la ciencia, la destrucción total de la visión periférica en los asuntos de las intercomunicaciones de las ciencias. La visión microscópica invita a la convivencia con un mundo de objetos helicoidales, mientras que la telescópica atrae una nebulosa de energía luminosa. Entre objetos de belleza infinita la ciencia pierde lo decisivo: la vida.
Los pensadores que lamentan la pérdida de la vida anhelan que en su queja también se halle un catalizador de dimensiones múltiples que abra la investigación a lo vivo. Y por lo tanto, se trate de rozar una ciencia que esté en continuo progreso y cambio hacia lo humano. Esta pérdida irreparable de lo vivo como objeto de estudio y centro de acción es la máxima preocupación en el trabajo de Tania Blanco. Así, l’enjeux en su obra es el retorno de la vida a través de una ciencia integrada en lo humano, en lo cultural, en lo vivo. Una ciencia ecológica o mejor dicho una eco-ciencia. O sea, un sistema ecológico que conforme el terreno de lo vivo, el ecúmene humano, es decir, el "mundo potencialmente habitable” entre lo micro y lo macro, entre lo cultural y lo natural, entre lo animal, vegetal, mineral y humano, entre la ciencia y la crítica. Por consiguiente, la eco-ciencia que nos inspira Blanco aporta la visión de una toma de conciencia renovada. Una ciencia con conciencia -vuelve a resonar los ecos de la voz de Edgar Morin.

La ciencia consciente que reclama Tania Blanco pretende inclinarse hacia un autosostenimiento y autoconocimiento de lo vivo. En sus pinturas se recobra el grito de alarma y el aliento de renovación. Lo vivo hoy día, como explora su trabajo, parece sujeto al ámbito de los estudios biomédicos. Y es así como la vida se nos presenta en una constante amenaza, pero también como una permanente promesa de salvación sita en un laboratorio. Nos rendimos a la narración de la ciencia. Las narrativas épicas ya no poseen como protagonistas a héroes griegos  que luchan contra seres monstruosos, sino que ahora las batallas se lidian entre agentes microbiológicos cuya afrenta siempre conlleva un destino fatal para el ser humano. La ciencia se convierte en la experticia práctica de esta amenaza y de esta promesa. No obstante, las esperanzas y temores yacientes en la tecnología biomédica no parece alejarnos de una inquietud por nuestro futuro.

Pearl Nurse, 2010, Acrílico sobre tela, 180cm de diámetro

La tecnociencia engendrada en las necesidades del hombre y del mercado parece acercarse al cambio y, sin embargo, es un ardid que hace más fuerte el agotamiento de lo vivo. La crítica al abandono de una práctica humanizadora es uno de los puntales de las obras de nuestra artista. De hecho, las figuras humanas que aparecen en la obra de Tania Blanco devienen lugar y herramienta para la figuración de la tecnociencia, los estudios de laboratorios genetistas, la mercantilización de las empresas farmacéuticas, la propiedad de los terrenos tanto telúricos como corporales, así como los miedos e ilusiones individuales y colectivos. Las preocupaciones de Blanco coinciden con las de Donna Haraway o Judy Wajcman, o la obra de Lynn Randolph sobre el Oncoratón®, primer animal patentado por la Universidad de Harvard para estudiar el cáncer de mama. De ahí que “[c]ualquier ser interesante dentro de la tecnociencia –como un libro de texto, una molécula, una ecuación, un ratón, una pipeta, una bomba, un hongo, una persona técnica, agitadora o científica- puede, y a veces debería, ser abiertamente desmenuzado para mostrar los pegajosos hilos económicos, técnicos, políticos, orgánicos, históricos, míticos y textuales con que crean sus tejidos”[1]. Y así lo demuestran sus pinturas en lo que podría ser un grupo de analistas clonados, una técnico de laboratorio, unas células epiteliales ficticias o la mujer que es inoculada por un colibrí producto de la tecnociencia. Con una mente crítica, un espíritu eco y una ciencia en acción, Tania Blanco disecciona el complejo entramado de la ciencia en sus estudios, sus prácticas y sus soluciones advirtiéndonos del desarrollo pernicioso si abandonamos la vida de la vida.


[1] Haraway, Donna J. Testigo-Modesto@.Segundo-Milenio. HombreHembra _Conoce_Oncoraton. Feminismo y tecnociencia. Barcelona, UOC, 2004, p. 88



Cell Maid, 2010,Acrílico sobre tela, 65cm de diámetro